El planeta Tierra está en el borde, 2016 es el año más caliente desde que se llevan registros. No importa si en la localidad donde tu vives hoy es un día realmente frío, el cambio climático está causando calor y récord mundial : 0,2 ° C por encima de 2015, 1,3 ° C por encima de 1880.
Un verano sin hielo en el Ártico
El calentamiento de la región avanza al doble de velocidad que en el resto del planeta. El deshielo que genera se ha convertido en un elemento que impulsa el cambio climático.
El calentamiento del Ártico está avanzando al doble o el triple de velocidad que en el resto del mundo, y eso está acelerando de tal modo la desaparición del hielo que acabará produciendo un verano sin nada de hielo a muy corto plazo, tal vez incluso el año próximo, dada la extraordinaria incapacidad del Ártico para volver a helarse que estamos viendo este invierno.
Antiguamente, la mayoría del hielo ártico se había formado varios años antes, lo que se denominaba hielo plurianual. Tenía una topografía escarpada y grandiosa, con grandes crestas de presión que impedían el paso a los exploradores y los barcos. Hoy, casi todo el hielo es de primer año; se ha formado durante la estación actual, alcanza un grosor de solo 1,5 metros y no tiene más que unas cuantas crestas pequeñas que cortan una superficie muy plana. El hielo que se forma durante un solo invierno puede derretirse durante un solo verano, y eso provoca lo que el climatólogo estadounidense Mark Serreze llama la “espiral ártica de la muerte”. Y la muerte del hielo estival se aproxima.
Las consecuencias de esa desaparición son dramáticas para el planeta. Cuando el hielo se derrite, el albedo —el porcentaje de radiación solar que la superficie terrestre refleja o devuelve a la atmósfera— cae del 0,6 al 0,1, con la consiguiente aceleración del calentamiento global. El motivo es que el hielo estival retrocede en una época en la que se está recibiendo mucha radiación del sol. Se calcula que el ritmo de desaparición del hielo está causando una disminución del albedo en todo el mundo que contribuye en un 25% a los efectos directos del calentamiento global causado por los seres humanos.
" Una segunda consecuencia del retroceso del hielo marino es la subida global del nivel del mar. La velocidad a la que se derrite la capa de hielo de Groenlandia ha aumentado enormemente en los últimos años."
Las consecuencias son muy graves: todavía en 2007, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés) hacía la predicción muy poco realista de que el agua subiría 30 centímetros en este siglo; luego se actualizó esa cifra a 60-90 centímetros, pero la mayoría de los glaciólogos que estudian el deshielo de Groenlandia (y el principio del deshielo en la Antártida) calculan que habrá un metro o más de subida, quizá mucho más. Se trata de un cambio irreversible que tendrá efectos desastrosos en ciudades costeras como Miami, Nueva York, Shanghái y Venecia, además de aumentar la frecuencia de las inundaciones en costas llanas y abarrotadas como la de Bangladesh.
Un tercer efecto, seguramente la amenaza más inminente que se cierne sobre la humanidad, es el de las emisiones de metano de los fondos marinos. Lo mencionó el Papa en su encíclica Laudato Si .La desaparición de la cubierta de hielo elimina un sistema de aire acondicionado vital para el Ártico. Mientras en el verano haya algo de hielo, por poco que sea, la temperatura de la superficie del mar no puede subir de 0°C. Cuando el hielo desaparece por completo, la superficie del mar puede calentarse varios grados en verano (hasta los 7°C) cuando absorbe las radiaciones solares, y, en la poca profundidad de las plataformas continentales, ese calor llega hasta el fondo marino. Eso, a su vez, derrite el permafrost marino, los sedimentos congelados que yacen allí desde la última Era Glacial.
El deshielo del permafrost marino es como levantar la tapa de una olla a presión: genera la liberación de grandes columnas de metano procedente de la desintegración de los hidratos de metano (un compuesto de metano y hielo) atrapados en el sedimento del fondo. El metano tiene un efecto invernadero 23 veces mayor por molécula que el del dióxido de carbono. Una expedición anual de Rusia y EE UU al mar de Siberia Oriental ya ha observado que están subiendo más columnas de metano desde el fondo del mar, y lo han confirmado investigadores suecos y noruegos en los mares de Laptev y Kara. Como esa emisión de metano marino hace que aumenten los niveles generales del gas en la atmósfera, contribuye también de forma inmediata al calentamiento global.
"A pesar de nuestro deseo sincero de confirmar o negar el cambio climático con un solo evento meteorológico, debemos recordar que un clima es descrito por los promedios durante un período de 25 a 30 años"
Al mismo tiempo, la subida inmediata de las temperaturas será probablemente desastrosa para nuestros intentos de limitar la velocidad de calentamiento del planeta. La mayoría de los científicos no estaban preparados para afrontar esta grave amenaza, porque la desaparición masiva del hielo de las plataformas marinas en el verano no empezó hasta 2005, de modo que es un fenómeno nuevo que seguramente no había vuelto a ocurrir desde antes de la última Era Glacial.
Los datos sobre los efectos de la desaparición del hielo ártico tienen una importancia tremenda por dos motivos. En primer lugar, demuestran la nulidad de los argumentos sobre los beneficios económicos que tendría el deshielo al facilitar el transporte marítimo y la prospección petrolífera marina. Se calcula que estos dos factores suponen miles de millones de dólares, pero el coste del calentamiento que los hace posibles se mide en billones de dólares.
En segundo lugar, demuestran que el futuro del calentamiento no puede trazarse de forma lineal, con arreglo al volumen de emisiones de CO2. En realidad, hay nuevos factores que intervienen en determinadas etapas cruciales, aceleran el calentamiento y quizá acaben por dominar la pauta. Hemos señalado dos nuevas repercusiones que son muy peligrosas: el efecto albedo y el efecto metano. Así que es posible que, incluso aunque reduzcamos las emisiones de CO2, el sistema no reaccione porque está desarrollando un ímpetu propio.
La conclusión final es que ni siquiera una rápida reducción de las emisiones de CO2 llegará a tiempo, por lo que debemos pensar con urgencia en métodos que puedan frenar algo el calentamiento y nos permitan ganar tiempo para cambiar la forma de vivir en este planeta.
Fuente : http://elpais.com/elpais/2017/01/05/ciencia/1483641450_746829.html
1 comentarios:
Como no pongamos las medidas necesarias para erradicar algunas emisiones de CO2 en 90 años no quedará nada, esperemos que los dirigentes sean conscientes del problema porque sino vamos apañados...
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