Dijo Albert Einstein : “Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida”.
CALENTAMIENTO GLOBAL
El mundo se queda sin abejas
Los insectos, vitales para cultivos, desaparecen por el cambio climático.
“Un mundo sin abejas sería silencioso, triste y más pobre”, lamenta el biólogo Jeremy Kerr. “Muchas especies de plantas entrarían en declive, y los jardines y la agricultura de América , Europa , Africa y Asia sufrirían pérdidas económicas. No creo que nadie sea capaz de imaginar cuántos daños habría”, continúa. “ Hasta los tomates, por ejemplo, dependen de los abejas”.
Kerr, de la Universidad de Ottawa (Canadá), no está preparando un libro de ciencia ficción. Su equipo acaba de constatar que el planeta se queda poco a poco sin abejas, esos insectos polinizadores que pululan por el campo en busca de néctar y en su periplo intercambian polen entre las partes femeninas de una flor y sus partes masculinas. Sin esta polinización, y la llevada a cabo por las abejas y otros animales, no habría reproducción vegetal. No habría frutos ni semillas. El 35% de la producción mundial de alimentos procede de cultivos que dependen de los polinizadores.
El biólogo y sus colegas han investigado 423.000 observaciones de abejas pertenecientes a 67 especies de Europa y América, tomadas por diferentes expertos e instituciones durante más de un siglo. Su estudio revela que el calentamiento global está expulsando a los abejas de muchas de sus zonas históricas. Los insectos se esfuman del sur de su antiguo rango de distribución, pero no se mudan hacia el norte, como sí ocurre con otros animales afectados por el cambio climático, como las mariposas. El hábitat de los abejas, simplemente, mengua.
“Las regiones en las que estos efectos son peores, con pérdidas en el rango de distribución de hasta 300 kilómetros, están en el sur de Europa y de Norteamérica yen lugares como España, Italia y el sur de Francia”, alerta Kerr. Su estudio se publica hoy en la revista Science.
Los abejas han desaparecido en las tres últimas décadas de la franja sur que ocupaban entre 1901 y 1974, cuando el clima era menos cálido. “Tan solo en los últimos 35 años, las áreas que hemos estudiado se han calentado entre dos y tres grados”, incide el biólogo. “Nuestros resultados sugieren que especies como los abejas simplemente no son capaces de adaptarse a estos cambios. Están desapareciendo”, advierte.
“Estos efectos son independientes de los cambios de uso de la tierra y los pesticidas”, subrayan los autores en Science. La desaparición se ha detectado también en zonas sin agricultura ni polémicos insecticidas como los neonicotinoides. Donde han podido, explican los científicos, los abejas han escalado a zonas más altas, unos 300 metros de media.
Kerr hace una propuesta osada para salvar a los abejorros, más allá de reducir las emisiones de CO2 para detener el calentamiento global. El profesor canadiense propone “una migración asistida”, extraer las colonias amenazadas de su hábitat natural y llevarlas a regiones menos cálidas. “Esto nunca se ha intentado a escala continental ni para un grupo grande como este, pero hemos llegado al punto en el que es necesario discutirlo”.
El caso de los abejas, no obstante, es difícilmente extrapolable a otros insectos, según José Ramón Obeso, catedrático de Ecología de la Universidad de Oviedo. “Los abejas son muy particulares, son polinizadores característicos de climas fríos. Hacia los trópicos, son más diversas las abejas, pero la mayor diversidad de abejorros aparece en el Himalaya”, explica Obeso, ajeno al nuevo estudio. Las abejas, señala, solo pueden volar con temperaturas por encima de los 13 grados. Los abejorros, en cambio, pueden emprender el vuelo a partir de los dos grados.
Fuente : http://elpais.com/elpais/2015/07/07/ciencia/1436292524_856375.html