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Mujica y los verdes + reflexión

Uruguay es un país extraño. En casi todo el mundo, las causas vinculadas al medio ambiente son una bandera de sectores "de izquierda", que han planteado el conservacionismo como la opción moderna para enfrentar los rasgos más rapaces del capitalismo y el mercado. Sin embargo en nuestro país la relación entre las políticas medioambientales y los gobiernos del Frente Amplio ha sido tumultuosa. En la administración Vázquez fue debido a Botnia, aunque la ola de nacionalismo desatada por la agresión argentina disimuló el choque. Ahora, con la decisión del presidente Mujica de cambiar el estatuto de la Dinama, al mismo tiempo que autorizaba el puente sobre la laguna Garzón, esa relación parece haber quedado a punto del quiebre, algo que puede ser un factor de fuertes efectos políticos a futuro.

"¡No sean roñosos!" "Esto hay que rematarlo en pedazos, esto vale en pila. Van a venir turistas, van a hacer casas y pim pum pam, y el pobrerío les va a arreglar el jardincito, y ahí va viviendo". Estas palabras de Mujica en referencia a la posible venta de tierras públicas en el entorno del Cabo Polonio, fueron por un lado una definición política trascendente para entender el punto de vista oficial frente al desarrollo y el medio ambiente, y por otro marcaron el punto más bajo en la relación entre los gobiernos frenteamplistas y los grupos conservacionistas. Por ello, es difícil sorprenderse ante la reacción popular y política cuando días atrás el gobierno anunció que la Dinama saldría de la órbita del Ministerio de Vivienda para pasar a la OPP.

En los hechos, la movida implicaba que la repartición encargada de otorgar los permisos ambientales pasaría a ocupar una oficina subalterna en el mismo edificio en el que el mandatario se reúne con posibles inversores, a quienes la misma Dinama debe controlar y fiscalizar. Luego, ante la ola de críticas, el entorno del mandatario fue reformulando el planteo, sosteniendo que lo que se busca es potenciar al organismo, y hasta se habló de crear un nuevo ministerio específico sobre el tema. Algo que, lejos de bajar los decibeles al debate lo potenció, ya que la sensación que quedó flotando fue que se busca cambiar el funcionamiento de esa oficina tan importante, pero sin saber muy bien qué hacer con ella.

El otro punto que fomentó la polémica fue que al mismo tiempo que se hacía el anuncio acerca de la Dinama, se filtraba la noticia de que se había autorizado al empresario argentino Eduardo Costantini a construir el polémico puente sobre la laguna Garzón. Se trata de una decisión significativa por ser una obra que se viene discutiendo hace más de 20 años, y a la cual históricamente el Frente Amplio se ha opuesto, y porque significa "abrir" al desarrollo inmobiliario una de las últimas zonas de la costa que hasta ahora mantiene en forma más prístina su aspecto natural.

El debate sobre el puente es un pantano difícil de abordar, donde todas las posturas parecen tener algo de razón. Quienes se oponen sostienen que va contra las ideas más modernas en materia de desarrollo costero que aconsejan no construir rutas paralelas al mar (punto señalado por la Sociedad de Arquitectos), y afirman que implicará el fin de los dos modelos de desarrollo diferenciado (el de Punta del Este y el de Rocha) que ha sido un activo importante de nuestra oferta turística. Esto sin mencionar aspectos como que tras décadas de oposición, sea un gobierno "de izquierda" el que la autoriza, y encima a que se haga privadamente por un magnate extranjero. Del otro lado se sostiene que es absurdo oponerse al progreso, que la explotación de esa franja costera generará puestos de trabajo, potenciará un estilo de desarrollo con más retorno para el país, que en el fondo se trata de un grupo de gente adinerada que adquirió tierras allí y ahora no quiere que otros las disfruten, y que con una postura tan restrictiva nunca se hubiera dado ningún tipo de desarrollo en el país.

Por encima de estas posturas, lo que está claro es que tanto estos planteos de desarrollo inmobiliario costero, como los que existen en minería y otras áreas de alto impacto ambiental, ponen al país en un cruce de caminos. Parece evidente que la Dinama está desbordada, que requiere una reformulación general, más gente y más presupuesto para acometer su función. Y que el presidente Mujica tiene algo de razón al sentirse frustrado por las demoras de esa repartición en definirse sobre inversiones vitales para el país. Pero el tema parece exceder en mucho un simple cambio en el organigrama, y las decisiones que se tomen hoy en esta materia significarán un mojón fundamental que definirá en muchos aspectos el tipo de país a futuro, por lo cual es una decisión que debería tomarse en forma meditada y con un plan ampliamente acordado. Algo que hoy no parece ser el caso.
El País Digital
Lo mismo de siempre, venden el país a los ricos extranjeros y los pobres que jugamos de local les higienizamos el toilet, les hacemos el jardincito y les preparamos las comidas. ¿Se llama esclavos? Son tiempos de apostar a un turismo ecológico y en su mayor parte local, donde los ambientes sean lo menor alterado posible para el disfrute del ser humano en armonía con la naturaleza. Los ricos tienen por costumbre verter millones de toneladas de concreto por doquier, de contaminar los aires con sus grandes vehículos y anda mais, porque son consumistas; en los tiempos que corren mejor decirles NO!
Federico D.

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