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La voz del P.E.R.I ---- 20/05/2023.-

Palabra del P.E.R.I ... Por Juan Pablo Grandal.




En la audición radial del PERI del pasado sábado 20 de mayo, además del tradicional debate sobre temáticas de actualidad entre Sergio Billiris, Andrés Chucarro, Matías Prieto y Germán Suárez, se contó con la presencia de Raúl Viñas, meteorólogo, experto en temas de ambiente y fundador del Movimiento por un Uruguay Soberano (MOVUS), quien entre otras temáticas analizó la situación actual relacionada a la dificultad con el agua potable que atraviesa nuestro país. A continuación, un resumen de la intervención de Viñas, en particular relacionado a las causas que nos llevaron al contexto actual.

Sergio comenzó planteando la temática. Expresó que la problemática del agua es una problemática que preocupaba a muchos hace mucho tiempo, siendo una cuestión en la que muchas organizaciones vienen trabajando hace mucho tiempo, como el PERI, y MOVUS, entre muchas otras. MOVUS en particular, explica Sergio, viene trabajando con seriedad temáticas relacionadas con lo ambiental, la sustentabilidad y el cambio climático. Basándose en esto, le pregunta a Viñas en qué sentido lo que estamos viviendo hoy es consecuencia de problemas previos.

Viñas comenzó expresando que lamentablemente en los momentos en que el recurso abunda, no respetamos el agua, y le damos un uso bastante poco adecuado, más teniendo en cuenta que es un bien limitado. Es como si pensáramos que nunca nos iba a faltar este recurso.

Esto afecta el entendimiento que podemos tener de esta situación que estamos enfrentando. Mencionó que al recorrer la cuenca del Santa Lucía pocos días atrás, se encontró con que por ejemplo, en la zona de San Ramón, el río tiene unos 6 metros de ancho y “lo cruzas a pie sin mojarte las rodillas”. Expresó que esta situación dista mucho de ser normal, que nunca había visto algo así.

En cuanto al estado de las reservas, explicó que Canelón Grande está agotado casi desde diciembre del año pasado; y en cuanto a la represa de Paso Severino, el agua está muy lejos de llegar a ella, y solamente se saca por una entrada lateral, por la cual pasa agua la cual con válvulas se controla para que no se vacíe la represa rápidamente.

Al observar el agua que vuelve a la represa, explicó que más allá de la cuestión de la salinidad, encontró que “algunos de los caños sacan agua de un color negro, oscuro”. Explicó que eso se debe a que en ese lugar es donde en situaciones estándar se arrojaban los lodos, o sea, los residuos de la potabilización del agua.

A continuación, comentó que tenemos una necesidad de repensar mucho el uso que le damos a nuestros recursos hídricos como consecuencia de la situación que estamos atravesando, que no prevé que mejore en los próximos días, haciendo referencia a las declaraciones de las autoridades de OSE, que expresaron que las reservas dan para hasta finales del actual mes de mayo. Y que más allá de que llueva en estos días, estas lluvias no serían suficientes para paliar la situación, ya que la tierra está seca, y cualquier agua que caiga sería “chupada” por el suelo, y no afectaría a los cursos de agua.

Explicó que a pesar de que las lluvias del mes de marzo sirvieron para reverdecer los suelos, si escarbas entre 10 a 15 centímetros debajo de la superficie, se encuentra completamente seco.

Al preguntarle Sergio cuánta agua debería recibir el campo para subsanar la sequía, Viñas explicó que los primeros 80 milímetros de lluvias, o incluso entre 100-120 en algunos casos, serían retenidos por el suelo para reponer su humedad, y recién ahí se empezaría a reponer el agua de los ríos y arroyos de la zona. Existe la posibilidad, aunque no es lo que se prevé para el futuro cercano, de que caiga un chaparrón muy fuerte, de 40-50 milímetros en una hora, que sature la capa superficial y entonces el agua corra sobre el suelo y llegue directamente al curso de los ríos y arroyos. Explicó que esto puede pasar en las zonas urbanas donde el suelo está impermeabilizado, pero en el campo la situación no es la misma.

Luego, profundizó en las problemáticas que nos genera el uso que hacemos del suelo. Puso como ejemplo la extensión de las áreas urbanas. La ocupación por edificaciones e infraestructura urbana de zonas previamente rurales, impermeabilizan el suelo y cambian las condiciones hídricas de este.

En épocas pasadas, la tierra se araba, lo cual facilitaba la penetración del agua hacia las partes más profundas del suelo. Un suelo arado, quebrado, granulado, facilita el pasaje de agua. Hoy, por otro lado, hacemos mucha siembra directa, y el suelo donde se hace siembra directa es un suelo que se va compactando y haciendo cada vez más impermeable, lo que hace que poca agua pueda penetrar a los suelos.

Y otro gran cambio que hemos hecho, explica Viñas, es la plantación masiva de árboles en las nacientes de nuestras cuencas, como consecuencia del modelo forestal. Los árboles succionen agua del suelo para refrigerarse y consumir minerales del suelo. Y el eucaliptus en particular, es una planta perenne de gran tamaño que crece todo el año, que no es autóctona a nuestro territorio, y absorbe grandes cantidades de agua del suelo. Pero además, impermeabilizan el suelo, y evitan que una parte importante de la precipitación llegue a él.

Luego, Viñas explicó ideas que surgen de estudios científicos producidos por ejemplo, por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, que dejan en evidencia que la plantación masiva de árboles, además del agua que el árbol consume para su supervivencia y el agua que nunca llega al suelo porque queda en las copas de los árboles, impermeabilizan el suelo con hojas y materia orgánica del propio eucalipto, evitando que el agua penetre al suelo. Entonces, transforman ese suelo en un área con características similares a las zonas urbanas, donde el agua va rápidamente a los cursos de agua, y después que pasa la ola el curso de agua no tiene humedad del suelo para abastecerse.

Otra cosa que quedó en evidencia en estos estudios es que el agua que sale de estas plantaciones tiene un mayor grado de acidez, o sea un pH menor, y también un mayor nivel de materia orgánica en suspensión. Estos son corpúsculos de materia orgánica, como pedacitos de hojas por ejemplo, que terminan en los cursos de agua donde lo natural se descompone, generando alimentación para ese otro fenómeno que afecta al agua: las cianobacterias.

Para finalizar esta narración sobre las causas de la situación actual, explicó que además de todas estas cuestiones previamente mencionadas, existe una situación de sequía histórica. Mencionó una gráfica del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet), que muestra el nivel de precipitaciones en el trienio de 2022, 2021 y 2020, que representa la menor cantidad de agua recibida en un trienio desde 1947. “En tres años hay mucha evaporación, hay mucho consumo, y las reservas no están a la orden" concluyo.




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