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Nuevo Informe sobre Desarrollo Humano para Mercosur 2009-2010 “Innovar para incluir: jóvenes y desarrollo humano”

 La capacidad de acción y cambio de los jóvenes son clave para el desarrollo humano en el Mercosur

11/12/2009_ Más de 65 millones de jóvenes (entre 15 y 29 años) viven en los países del Mercosur. A pesar de los escenarios socioeconómicos existentes que los condicionan, tienen proyectos, sueños y gran capacidad para ser protagonistas del cambio y contribuir al desarrollo humano en sus sociedades, según el Informe sobre Desarrollo Humano para Mercosur 2009-2010 Innovar para incluir: Jóvenes y desarrollo humano.


El Informe revela que, aunque su nivel educativo es superior al de generaciones anteriores, hoy los jóvenes del Mercosur afrontan mayores dificultades en la transición entre la salida de la escuela y el ingreso al mercado laboral. En Argentina, Brasil y Uruguay, los desempleados menores de 30 años representan casi 60% del total de desempleados, mientras que en Paraguay ascienden a 70%.

Además, los jóvenes poseen un sentimiento creciente de inseguridad unido a mayor exposición a la violencia. Según las encuestas recogidas en el Informe, la posibilidad de que un joven de América Latina muera víctima de un homicidio es 30 veces mayor que la de un joven de Europa.

El documento, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) fue presentado hoy en Montevideo con la participación de Rebeca Grynspan, Administradora Adjunta y Directora Regional del PNUD para América Latina y el Caribe; Conrado Ramos, Subdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto del gobierno de Uruguay; Pablo Mandeville, Representante Residente del PNUD en Uruguay; Fernando Calderón, coordinador general del Informe sobre Desarrollo Humano para Mercosur 2009-2010 y Blanca Rodriguez, en representación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

El Informe apuesta al fortalecimiento de la capacidad de acción y transformación de los jóvenes de la región como clave para el desarrollo humano y al impulso de políticas públicas que favorezcan esa participación. Cuenta con el auspicio de la AECID como parte de la iniciativa ‘Ampliando el espacio de políticas para el Desarrollo Humano en América Latina y el Caribe’, que incluye la publicación del Informe sobre Desarrollo Humano para América Central sobre Seguridad Ciudadana y el Informe Regional sobre Desarrollo Humano sobre Transmisión Intergeneracional de la Desigualdad.

“La amenaza de exclusión implícita en la incorporación laboral se presenta en la expresión de los jóvenes como la más insoportable, sobre todo cuando se contrasta con las mayores expectativas de movilidad social generadas por la inclusión educativa,” dijo Rebeca Grynspan. “La brecha entre la expectativa causada por el acceso a educación y la inserción laboral vulnerable es, según el Informe, el núcleo de las expresiones de malestar juvenil.”
"Los desafíos que enfrenta la juventud en términos de desarrollo humano no son solamente obstáculos para su propio desarrollo,” dijo Pablo Mandeville. “Son verdaderos nudos para el desarrollo de las sociedades globalmente consideradas.”

Trabajo y estudio

Entre los jóvenes de 15 a 29 años, los excluidos (que no estudian ni trabajan) en Mercosur constituyen 22% en Argentina y 18% en Uruguay. En Brasil, la situación es similar en relación a los excluidos (19%) aunque se detecta una mayor incidencia de la ocupación informal entre los jóvenes (29%). En Paraguay, el porcentaje de excluidos también es similar (21%).

En cuanto al sexo, las mujeres presentan un ingreso potencial sustancialmente menor que los varones. Por un lado, la definición de roles dentro de los hogares reduce la probabilidad de que las mujeres jóvenes desarrollen actividades laborales rentadas. En particular, la presencia de niños tiende a limitar su participación laboral (y actúa en sentido inverso, impulsando una mayor inserción laboral en el caso de los varones). En segundo lugar, la condición de mujer suele determinar una remuneración menor.

Para que los jóvenes -con su diversidad social y cultural-, puedan impulsar el desarrollo humano deben ex­pandir sus libertades, capacidades y habilidades relacionadas con los componentes institucio­nales, productivos, distributivos y ecológicos del desarrollo. Las mujeres del Mercosur, en tanto, serán las protagonistas de la acción y el cambio en la región.

“La capacidad de agencia muestra una mayor disposición de las mujeres jóvenes: en promedio, 7 de cada 10 mujeres han participado en al menos una acción política o social,” dijo Fernando Calderón. “Se debe neutralizar, con políticas de protección social, los efectos de la maternidad sobre el desempeño en el mercado de trabajo de los jóvenes. Atender la alta vulnerabilidad de hogares monoparentales, en especial los de jefatura femenina.”

Vale la pena destacar cinco motivos por los cuales los jóvenes se están convirtiendo en protagonistas estratégicos del desarrollo humano del Mercosur:

Primero, debido a su heterogeneidad social y su di­versidad cultural, juegan un papel cada vez más protagónico en la innovación, el conocimiento y los cambios tecnológicos y comunicacionales que hoy definen los espacios públicos, la socia­bilidad cotidiana y el desarrollo.

Segundo, porque en las nuevas condiciones del mun­do digital, los usuarios son también producto­res. Ellos se manejan con naturalidad en este entorno de tecno-sociabilidad. Desde allí se comunican, se diferencian y se organizan.

Tercero, buena parte de la juventud introduce nuevas demandas de reconocimiento, equidad y participación. Genera así, orientaciones y for­mas culturales novedosas de hacer política, basada no ya en grandes épicas o relatos, sino en acciones específicas, lo­cales y de resultados concretos.

Cuarto, la mayoría de los jóvenes, lejos de propugnar una ruptura de los lazos familiares, busca combinar la experiencia de sus padres con formas innovadoras de concebir la vida co­tidiana.

Quinto, los jóvenes reconocen la inseguridad y la violencia como problemas, pero no renun­cian al uso de los espacios públicos. Buscan generar estrategias novedosas de protección colectiva.
Por todos estos motivos, hay elementos, tan­to en las prácticas como en la subjetividad de los jóvenes que permiten concluir que pueden constituirse en actores centrales para el desarro­llo humano.

Para llevar a cabo esta investigación, se utilizó una combinación de técnicas cuantitativas y cualitativas de análisis, reforzada por un diálogo con organizaciones y líderes juveniles, periodistas, expertos y autoridades de los países del Mercosur.


SINTESIS DE LOS DATOS DE URUGUAY

Aunque mantiene los mejores indicadores de la región en materia de pobreza, educación y salud, en los últimos años Uruguay se ha estancado en diversas áreas del desarrollo. Respecto a la finalización de la enseñanza secundaria, por ejemplo, registra las mismas tasas desde hace quince años, y ya fue superado por Brasil y Paraguay. Los jóvenes uruguayos tienen una visión negativa de su país, pero cuando lo comparan con los otros países de la región, encuentran características positivas. Medio ambiente, seguridad, oportunidades, pobreza e igualdad son los tópicos principales y recurrentes acerca de lo que debería cambiar en Uruguay.

Según los especialistas y gestores consultados, los mayores problemas a resolver en relación a los jóvenes uruguayos son la educación, la emigración juvenil, una estructura demográfica que carga sobre los jóvenes el peso de la solidaridad inter-generacional, la subvaloración de sus capacidades y su escasa participación.

Cifras
- Uruguay es el país del Mercosur con menor cantidad de población joven en situación de pobreza: 18.1%, según datos de CEPAL correspondientes a 2007. También registra el menor número de jóvenes en situación de pobreza estructural, es decir, sin capacidad de alcanzar un estándar de vida mínimo en forma autónoma (15%). Al mismo tiempo, registra el menor porcentaje de adolescentes entre 15 y 19 años que tiene al menos una privación en materia de educación, salud, vivienda e ingresos (45%).
- 18% de los jóvenes en Uruguay son excluidos y 23% tienen una inclusión desfavorable, con empleos precarios y escasas oportunidades de participación.
- Uruguay el país del Mercosur que registra mayores diferencias entre las áreas urbanas y las rurales con respecto a la pobreza. El área rural presenta un 40% más de pobres que el área urbana.
- En materia de calidad educativa, es el único país de la región que no obtuvo niveles de desempeño deficientes en las pruebas del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) llevadas a cabo por la OCDE. No obstante, el porcentaje de estudiantes que no alcanzó los niveles de competencia en matemáticas (46%) está muy por encima del promedio de los países de la OCDE (21%).
- Los indicadores de finalización de la enseñanza secundaria han permanecido estancados en el país durante quince años; en cambio, en Brasil y Paraguay se han elevado hasta superar a los uruguayos.
- Los desempleados menores de 30 años representan casi 60% del total de desempleados.
- Las diferencias de ingresos entre hombres y mujeres que realizan la misma tarea son las más altas de la región.
- Se registra un importante número de muertes por homicidio de mujeres jóvenes, lo que podría vincularse a casos de violencia doméstica.

Visiones
Uruguay: “mal, pero mejor que los demás”
En Uruguay hay una visión negativa del país, aunque cuando se lo compara con los otros países de la región, se encuentran características positivas.
Hay críticas a la mentalidad un tanto conformista, al país cerrado, al inmovilismo del “país de viejos”, pero su contrapartida positiva es la humildad, un fuerte igualitarismo y la institucionalidad democrática. Los jóvenes de Uruguay ven a su país más tranquilo, menos violento y más igualitario que los demás países.

Parecería que esos rasgos se vinculan, de algún modo, a ese pasado que dificulta la innovación pero al mismo tiempo los preserva de los males que ven más allá de sus fronteras.

Medio ambiente, seguridad, oportunidades, pobreza e igualdad son los tópicos principales y recurrentes acerca de lo que debería cambiar en Uruguay.

Derechos sí, trabajo y oportunidades no
Al hablar de sus derechos, en todos los sectores sociales hay pleno conocimiento de su existencia: libertad de expresión, derecho al estudio, a una vida digna y a no ser discriminado, entre otros. Asimismo, hay consenso en torno a los derechos formales a los cuales los jóvenes no acceden, fundamentalmente, aquellos vinculados al trabajo y las oportunidades.

La excepción son los jóvenes excluidos: algunos manifiestan desconocer sus derechos y otros, que no se cumplen, en particular los abusos policiales, la violencia y el no derecho al aborto.

El Estado, el futuro y los esfuerzos colectivos
Gran parte de los cambios que los jóvenes demandan son vistos como responsabilidad del Estado. Consultados sobre el rol de los jóvenes en estos cambios, se observa una diferencia relevante entre los esfuerzos y emprendimientos individuales realizados por algunos jóvenes y los obstáculos existentes. Se valoran los esfuerzos y emprendimientos individuales: dialogar con la gente, cambiar actitudes propias como no consumir drogas o no dañar el medio ambiente, ayudar a la gente o estudiar.

Al preguntarles sobre esfuerzos y emprendimientos colectivos, las respuestas varían. Los jóvenes de sectores altos y medios señalan su participación en políticas públicas de tipo solidario, en la discusión de leyes como el aborto, en jornadas solidarias en las escuela o en iglesias. Por su parte, en sectores de inclusión desfavorable lo colectivo aparece muchas veces como deseable, aunque no necesariamente llevado a la práctica, mientras que la participación aparece casi vedada para los jóvenes excluidos.

Con relación al futuro del país, las opiniones están divididas. Las diferencias no son intergrupales sino intragrupales; es decir, en todos los sectores socioeconómicos existen posiciones optimistas, pesimistas e indiferentes.

En cuanto a las tradiciones, varias son mencionadas en los distintos sectores socioeconómicos. Además de las playas, el carnaval, el mate, la rambla de Montevideo, todos los grupos notan ciertas costumbres y modos de ser como propios de los uruguayos. Son precisamente estos rasgos los que delinean un imaginario (positivo) del “carácter nacional”. Se trata del conocimiento y el reconocimiento entre todos los uruguayos, del buen trato hacia los desconocidos, de la sociabilidad cotidiana caracterizada por la cordialidad y el respeto.


Principales problemas según los especialistas y gestores uruguayos

Los problemas de la sociedad uruguaya afectan más crudamente a los más jóvenes y “la pobreza tiene rostro de niño, de joven y de mujer”.

1. Educación
Los especialistas y gestores entrevistados coinciden en que el mayor problema de la juventud uruguaya es la deserción en el nivel educativo medio.

Esto revela graves problemas en la política universal más antigua del país, la educación, que fue una herramienta fundamental de integración, ascenso social y equidad para los sectores medios y bajos. Fernando Panizza, Coordinador de Projoven, explica:

Hoy en Uruguay hay un 23% de jóvenes entre 18 y 24 años que no estudian ni trabajan. Un cuarto de la población de esa edad no estudia ni trabaja. Venía subiendo un 1% por año hasta el año pasado, llegamos hasta 25, y este año bajó. Que la curva empezara a bajar nos puso contentos, pero es un disparate que la cuarta parte de la población juvenil no estudie ni trabaje. El gran problema es la deserción del sistema educativo. No les resulta atractivo, no logra retenerlos.

2. Emigración juvenil
El segundo problema diagnosticado por los especialistas y gestores uruguayos es el de la emigración juvenil, directamente relacionada con la escasa oferta de empleos accesibles y atractivos.

A diferencia de otros países de la región, en Uruguay esta emigración se da en mayor medida entre los sectores medios y altos y en los segmentos más calificados. Pablo Mazzini, del Programa Infamilia del Ministerio de Desarrollo Social, lo explica de la siguiente manera:

Uruguay tiene un problema estructural, grave, que está dado por el tema demográfico, su tendencia a disminuir la población joven; tiene un problema gravísimo en cuanto a estos jóvenes que están naciendo, que son pobres y por lo tanto tienen más limitaciones; y tiene un problema grave en tanto tiene una alta emigración de los sectores medios calificados: se van con 30 años, 35, 40, con sus hijos y con su potencial reproductivotambién. Por lo tanto, el peso de sostener una estructura de bienestar ¿en quién recae? En el 40% de los adolescentes y jóvenes. Es grave.

3. Estructura demográfica y desvalorización
El tercer problema según los especialistas y gestores uruguayos se relaciona con la estructura demográfica del país, de características adultas.

Los especialistas y gestores consultados señalan que esto genera una gran valorización cultural de la experiencia y la trayectoria y una subvaloración de las capacidades de los jóvenes. Así, cuesta mucho ver al joven como un actor protagónico del desarrollo, como el actor necesario para el impulso de los procesos de innovación.

Esta característica demográfica, junto al problema de la emigración de segmentos altamente capacitados, distingue a Uruguay de los otros tres países del Mercosur.

En el campo político, los entrevistados describen una configuración dual, que aborda la situación de los adultos mayores mediante políticas propias de un Estado de bienestar tradicional, mientras que los jóvenes quedan expuestos
a políticas características de un Estado flexibilizado.

En el ámbito económico, se observaría lo que los consultados denominaron una “infantilización de la pobreza”: los problemas de la sociedad afectan más crudamente a los más jóvenes y “la pobreza tiene rostro de niño, de joven y de mujer”, como sostiene la Investigadora de la Universidad de la República Carmen Midaglia. Por último, se señala que no existe sustentabilidad inter-generacional: la solidaridad se extiende desde los jóvenes a los no jóvenes, pero no en sentido contrario. Carmen Midaglia lo define así:

Los jóvenes les financian las jubilaciones a los viejos. Pero no funciona al revés. Hay una absoluta despreocupación por los niños y adolescentes que no tienen buena educación, no tienen buena salud, creo que recién este gobierno está empezando a saldar esta deuda enorme. Y empezó por los niños más que por los jóvenes. La temática juvenil como tal es una cosa pendiente.

4. Participación
En cuanto a las percepciones acerca de las principales demandas juveniles, los expertos y gestores uruguayos destacaron, en primer lugar, las relacionadas con una mayor participación, señalándose en especial la necesidad de vincular tal participación con las nuevas tecnologías y la creación de nuevos espacios públicos. En particular, se mencionó la necesidad de espacios en los cuales los jóvenes puedan desarrollar sus expresiones culturales.

Políticas públicas prioritarias

Respecto a las políticas públicas a ser implementadas de manera prioritaria, se citaron dos: una reforma radical del sistema educativo, que abra mejores oportunidades de desarrollo para los jóvenes, y la reorientación del gasto público hacia prioridades de infancia y adolescencia.

Fuente: http://www.undp.org.uy

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