Se trata de un modelo sustentado para la exportación, de los cuales la progresiva perdida de fertilidad de la tierra se paleo con dosis cada vez mayores de abonos químicos y el aumento de las plagas (también producto de los monocultivos), con el uso intensivo e irresponsable de agrotóxicos en su mayoría creados como armas químicas en la 2da. Guerra Mundial.
Mientras estas corporaciones transnacionales-multisectoriales defendían ese modelo con argumentos que se resumían, en la alternativa revolución: verde o hambre, -¡lo que dejaron fue hambre!- mientras tanto para los trabajadores agrícolas la alternativa era morir envenenados o morir de hambre. Y vaya si hay pueblitos como Charqueada -atención Charqueada- vinculados a la producción de arroz que bien lo saben, ¡atención! Bella Unión, Tomas Gomenzoro, Belén, Artigas, Salto.
Según la OIT (Organización Internacional del Trabajo) de 335.000 accidentes laborales mortales que ocurren cada año, 175.000 ocurren en la agricultura, 25 por hora a causa de los agrotóxicos; mientras esto ocurre la alternativa que nos planteaban esas multinacionales que tienen sus representantes en el Uruguay, todas tienen sus representantes en el Uruguay, nos mostró ser falsa, pues el numero de hambrientos en el mundo continúa aumentando.
Al tiempo que la 1ra. revolución, la revolución verde -que lindo nombre que le habían puesto- todavía sigue en curso, a mediado de los años 80 del s.XX se inicio la 2da. revolución mediante la incorporación de organismos genéticamente modificados que les llamamos transgénicos. Al inicio del 3er milenio los cultivos que emplean semillas con genomas manipulados ya cubren millones de hectáreas. La biotecnología puede ser aplicada en una gran variedad de campos de acción, no obstante su desarrollo mas fuerte ocurrió en la agricultura, casualidad que le llaman, particularmente en la semilla.
Entre los principales inversores en transgénicos nos encontramos con las mismas multinacionales-multisectoriales que controlan la Ind. Agroquímica y la de los fármacos, casualidad que le llaman, la misma que en la década de los 70 comenzaron a dominar el sector de la producción de semillas.
Hubo y todavía se mantiene una fuerte resistencia de la sociedad civil a los transgénicos... pero en el Uruguay estamos durmiendo la siesta.
Estas transnacionales-multisectoriales sacaron su propia experiencia de ello, ya no deben hablar de los beneficios ni de los perjuicios que producen estos elementos -solo deben de callar-.
Ninguna de las promesas formuladas por las compañías de los transgénicos se cumplió, en cambio sus ganancias aumentaron considerablemente al ser las propietarias del nuevo paquete tecnológico que inexorablemente los productores están obligados a adquirir.
2 comentarios:
la gente en uruguay duerme la siesta por que no es capaz de aceptar que solo nosotros somos capaces de cambiar las cosas-
La desilucion por el cambio y el descreimiento en cualquier sueño que alguien pueda hacer, ha calado tan hondo en nuestra sociedad, que nada nos merece motivo de lucha... y ese es nuestro error uruguayos.
Hay que empezar a dejarse de mirar el ombligo por cosas que no valen la pena como nuestro estupido orgullo nacionalista, y darse cuenta de que el mundo esta lleno de culturas y cosas interesantes de las que nutriorse y que pueden ayudar en nuestro desarrollo como pais si dejamos de lado nuestra super mega ruinosa "vivesa criolla"
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Excelente articulo, por cierto...
hola soy cristina, lamentablemente a nadie le importa sobre los trangenicos, yo quiero hablar con mi familia y amigos .Pero ellos estan en otra cosa, no le dan importancia y me dicen ha siempres con lo mismo de algo nos tenemos que morir.Es muy cruel el manejo de las semillas, pero màs cuel es el desentendimiento del pueblo.
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